Cuentos del abuelo
Pasan los días y los meses,
Pedrito no encuentra a la persona que le salvó la vida.
Visita seguido al Angel de
Piedra que está en la iglesia de su pueblo y le platica:
-¿Dime dónde puedo
encontrarla? ¿Qué debo hacer?
No obtiene respuesta.
Una tarde el niño escucha:
-¡Gracias Pedro por venir a
visitarme, quiero decirte que yo soy la criatura que buscas!
-¡Por fin te encuentro, dime
quién eres! ¡Te estoy muy agra-decido!
Cuando tu pedías auxilio, yo
era una gárgola que estaba en el frente de la iglesia. Por misterio
del Cielo, solamente yo te oí. Sentí mucha angustia de no poder ayudarte y pedí
por ti.
En segundos un milagro
ocurrió:
-¡Se oyó la voz del Señor que
dijo!:
-¡Gárgola baja de tu muro de
piedra!
Una luz intensa me envolvió
de inmediato y me fue bajando del muro hasta tocar el piso.
¡Se volvió a escuchar la voz
del Señor!:
-¡Gárgola tu caridad te ha
transformado para siempre. Conviértete en Angel, ve al bosque y salva a
Pedrito!
-Cumplí mi cometido y te
entregué a tus padres.
Poco después, por mandato
divino, regresé al muro de la iglesia, como un Angel de Piedra entre las
gárgolas.
La voz del Angel deja de
escucharse.
El niño regresa contento a su
casa y comenta con sus padres, lo sucedido.
En el pueblo se corre la voz.
¡Nadie le encuentra
explicación!
999. Anonimo
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