Erase un burrito perezoso y poco
amante del trabajo. Un día que iba por el campo, encontró un viejo pistolón que
no servía para nada.
-¡Ya podía ser un cofre lleno de
monedas de oro! -rezongó.
En seguida, tuvo una idea que creyó
genial. ¡Se haría ladrón! Y, con el arma sujeta en la pata, se escondió tras un
árbol esperando a su primera víctima. Acertó a aparecer el Perro Pachón y el
Burrito gritó:
-¡La bolsa o la vida!
Pero el Perro Pachón, que no estaba
para bromas, le clavó los colmillos en una oreja.
El burrito, dolorido, se alejó a
todo correr, pero se dispuso a probar suerte por segunda vez y se apostó junto
al corral del señor Ganso. En aquel momento salió la Gallina Clueca y el
Burrito le gritó:
-¡Alto! ¡Vengan ahora mismo sus
ahorros!
La Gallina empezó a pedir socorro y
todas las puertas de los corrales vecinos se abrieron. Salió gruñendo el Cerdo;
y el Gallo, con sus espolones erizados y otros animales trayendo palos y
garrotes.
Tan desfavorable le era la
situación, que Burrito emprendió la huida.
999. Anonimo
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