Cuando somos pequeños,
una de las cosas que más nos impresionan y que a la vez menos comprendemos es la muerte. Y generalmente
explicarles a sus hijos qué es la muerte y por qué existe es una de las tareas
más difíciles que han de afrontar los padres. Yo os voy a contar cómo me
explicó mi madre lo que era la muerte.
Cuando yo era pequeña, el
día 1 de Noviembre, fuimos al pueblo donde nació mi madre. Esto me sorprendió
porque a aquel pequeño pueblo sólo íbamos en verano y alguna que otra Semana
Santa. Cuando estábamos en el pueblo mi madre me llevó a un jardín, y mientras
andábamos por un sendero ella me empezó a describir como era el cementerio
donde estaban enterrados mis antepasados. Me describió lápidas, tumbas, cruces,
ángeles de piedra y de mármol... y yo le estaba viendo todo.
Yo no comprendía como
todos mis antepasados, mis abuelos, bisabuelos, tatarabuelos... y los de todos
los demás podían estar en tan poco espacio. Estaban allí todos juntos, cuando
nosotros, que somos muchos menos necesitamos grandes edificios, y mucho espacio
para correr... Vimos la tumba de mi tía Pilar, que había muerto no hace mucho
de una grave enfermedad. En su epitafio ponía: "Amó y fue amada por
todos."
Seguimos andando y mi
madre me mostró los nichos. Y vi como allí, en cajas de zapatos, se encontraban
cerca unos de otros, vecinos que antes no se podían soportar.
Llegamos a un cementerio
abandonado. Allí todo era un gran caos, las cosas estaban desordenadas y nadie
se acordaba ya de las personas que había allí enterradas, porque no quedaba
nadie que las tuviese en su memoria. Aquel lugar me daba escalofríos, miré a mi
madre y no parecía asustada, pues si ella no estaba asustada, yo tampoco tenía
por qué estarlo. Mi madre se sentó en un banco de piedra. El frío del mármol
hizo que un escalofrío subiese por mi espalda y me pusiese los pelos de punta.
Pero mi madre no parecía pre-ocupada, así que yo tampoco tenía por qué estarlo.
Y tampoco se preocupó mi madre cuando se escuchó un sonido de dos piedras
rozando.
Y fue entonces cuando vi
que la losa de la lápida que estaba frente a nosotras se estaba moviendo para
dejar la tumba abierta. De allí salió lo que quedaba del ser que habitaba
aquella tumba y comenzó a leer el epitafio de su tumba: "Murió a los 51
años. Fue honesto, amó a sus personas queridas y murió amado por todos."
Entonces aquel ser cogió
algo del suelo y fue borrando una a una las letras de su epitafio, y cuando
hubo terminado sopló y esparció el polvo. Entonces con su huesudo dedo índice
comenzó a escribir en la lápida: "Murió a los 51 años" pensé que eso
era igual que antes, pero lo siguiente era absolutamente diferente,
"pronunció constantes palabras groseras para matar a su padre del que
quería heredar, maltrató a su mujer y murió de forma ruin." Miré a mi
madre, pero ella estaba tranquila, así que yo también debía estarlo. Miré a mi
alrededor y vi que todo el cementerio se había levantado y estaba escribiendo
en sus epitafios la verdad que sus familiares habían querido ocultar u olvidar.
Cuando llegué a la tumba de mi tía Pilar ponía: "salió a engañar a su
marido, enfermó y murió"
Entonces ya no pude
aguantar más y grité:
-¿Qué es todo esto mamá?, ¿Qué está pasando?
Y vi, al final del
cementerio, en una tapia, a una sombra que no había salido de ninguna tumba.
Estaba escribiendo algo en la
pared. Me acerqué y vi que decía:
"Soy aquella de la que todos hablan y nadie me conoce.Y porque no me conocen me calumnian,mientras que aquellos que me conocen callan y no me defienden.Todos tratan de evitar conocerme,pero todos acaban recibiendo mi visita.Y cuando por fin me encuentran descansan.Pero yo nunca descanso."
Me encontraron
desvanecida y traspuesta en un frío banco de piedra, y así fue como descubrí
qué era la muerte.
999. Anonimo,
No hay comentarios:
Publicar un comentario