Eranse una vez cinco
guisantes que, encerrados en su vaina creían que el mundo era verde.
-Tengo ganas de salir de
aquí -decían los cinco todos los días.
Cuando llegó el momento
de arrancarlos, la vaina se había secado. Al apretarla el hortelano, los
cinco guisantes saltaron hacia puntos muy diferentes. El primero fue a caer
en la jardinera de una ventana.
En aquella habitación se
encontraba enferma una niña, y cuando el guisante germinó en un tímido tallo,
la mamá dijo a su hija:
-Mira, cómo crece esta
plantita.
Tanto le agradaba a la
niña ver crecer la plantita y cuidarla, que se puso buena.
En cuanto al segundo
guisante, que quería volar, volvió a la tierra .y una paloma se apropió de él
y lo llevó a su nido, terminando en la panza de uno de los palominos.
El tercero se fue a
recorrer mundo y cuando ya estaba decepcionado de lo que veía, llegó una zorra
hambrienta y se lo tragó.
El cuarto, se montó en
una hoja y el viento lo llevó por hermosos lugares. Al llegar sobre el
desierto, la hoja cayó sobre la arena y el pobre guisante empezó a
angustiarse, pues no tenía agua, sólo arena y un sol que abrasaba. Naturalmente,
murió consumido.
El quinto, al abandonar
la vaina se fue a correr aventuras, cayó en un tejado y se quedó entre dos
tejas. Como no se movía, empezó a engordar y engordar hasta que explotó.
El guisantito que se
había convertido en una hermosa planta, se decía:
-Si me vieran mis
hermanos pensarían que soy el tonto de la familia. ¿Dónde estarán ahora?
Pero nosotros sabemos su
buena suerte, pues era el único que vivía y además había devuelto la salud a
una niñita enferma.
999. Anonimo
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