La zorra tenía sed, bajó a un pozo a beber y luego no sabía cómo salir,
pues las paredes del pozo eran altas y no tenían escalera ninguna.
Acertó a pasar por allí cerca un burro, y la zorra le dijo:
‑¿Eres tú, amigo burro? Pues no quiero dejar de darte una buena noticia; el
agua de este pozo es milagrosa y te curará el reuma que tanto te molesta. Baja
y bebamos juntos.
El burro, que era muy confiado, bajó al pozo por ver si el agua era tan
buena como le decían, y bebió.
Mientras bebía, la zorra se subió a su lomo y saltó fuera del pozo con
facilidad. Entonces el burro comprendió que le habían engañado y se lamentó:
‑¡Por eso me llaman burro, por fiarme de cualquiera!
‑Espera que pase cerca de aquí un animal más tonto que tú ‑le dijo la zorra‑,
y hazle bajar como yo he hecho contigo, para subir.
Pero no sabemos si hay un animal que sea más tonto que el burro, así que a
lo mejor todavía está en el pozo.
999. Anonimo
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