Iban por el bosque dos camaradas, cuando salió a su encuentro un oso.
Uno echó a correr, trepó a un árbol y se ocultó entre las ramas. El otro se
quedó en medio del camino. Viendo que no tenía escapatoria, se arrojó al suelo
y se quedó muy quieto, haciéndose el muerto.
Llegado el oso junto a él, empezó a olerlo. El hombre retenía la
respiración y creyéndole muerto, el oso se alejó.
Pasado ya el peligro, el que estaba en el árbol descendió y preguntó
entre risas:
-¿Qué te ha dicho el oso al oído?
-Me ha dicho que no me fíe de los que abandonan a sus amigos en los
momentos de peligro.
999. Anonimo
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