Hacía
un día precioso, pero la cerdita Poly se sentía muy triste.
-Hoy
es mi cumpleaños -se dijo a sí misma- pero nadie ha venido a
felicitarme.
Poly
decidió salir a dar un paseo. «A lo mejor mis amigos se acuerdan
cuando me vean», pensó. Y salió al patio de la granja.
Entonces
vio al caballo Holy.
Éste
estaba dentro del establo y parecía muy ocupado. Pero en cuanto vio
a Poly dejó de hacer lo que estaba haciendo y se puso a silbar.
-¡Hola,
Poly! Hace un bonito día para dar un paseo -dijo Holy.
-Así
es -respondió Poly. Esperó un minuto a ver si el caballo la
felicitaba, pero él siguió silbando.
En
aquel momento pasaron corriendo cinco pollitos. Daba la impresión de
que tenían que ir a hacer algo muy importante.
-¡Hola
y adiós, Poly! Tenemos mucha prisa.
«Todo
el mundo se ha olvidado», pensó Poly, enfadada. «Iba a hacer un
pastel para compartirlo con mis amigos, pero se me han quitado las
ganas».
Entonces
vio a la oveja Loly, que siempre se acordaba de su cumpleaños. Pero
Loly, nada más verla, salió corriendo hacia el establo.
«¿Qué
es lo que pasa?», se preguntó Poly. Pero justo entonces se dio
cuenta de que Loly le hacía señas de que la siguiera. Un
pensamiento le cruzó la cabeza: «¿Y si a lo mejor...?» Y echó a
correr hacia el establo, agitando su rizada cola. La vaca Doly estaba
junto a la puerta.
-¡Al
fin nos has encontrado! -dijo Doly con una sonrisa. Y dio un paso
atrás para que Poly pudiera entrar.
-¡Feliz
cumpleaños, Poly! -gritaron el caballo Holy, los cinco pollitos, la
oveja Loly, la vaca Doly y todos los amigos que Poly tenía en la
granja.
-¡Bienvenida
a tu fiesta de cumpleaños sorpresa!
0.999.1
anonimo cuento - 061
No hay comentarios:
Publicar un comentario