Te
toca, Marga -dijo Álex.
Tú
cuenta mientras nos escondemos.
-¡Vale!
-dijo Marga. Popy me ayudará a buscaros.
-Popy
era su nuevo cachorro.
-¡No
seas tonta! -se rió Luis. Los cachorros no juegan al escondite.
-Popy
sí, porque empezó Marga. Pero los demás no le escuchaban. Todos
corrían por el campo a esconderse-. No importa, Popy -le dijo. Tú
lo único que tienes que hacer es sentarte aquí y portarte bien.
Marga
se volvió de cara al árbol, cerró los ojos y empezó a contar:
-...noventa
y ocho, noventa y nueve, ¡y cien!
Para
entonces, ya se tendrían que haber escondido todos. Marga echó un
vistazo al campo y no vio a nadie. Popy gimoteó cuando Marga corrió
hacia el agujero del seto donde habían hecho una guarida. Marga
encontró a Luis casi enseguida, acurrucado en un rincón de la
guarida. Lo llevó hasta el árbol y Popy volvió a gimotear.
-Los
perros no juegan al escondite -te dijo Luis, haciéndote cosquillas.
Siéntate aquí conmigo.
A
Marga no le costó nada encontrar luego a Sara y a Miguel. Fue más
difícil encontrar a Eva, que se había tumbado entre las hierbas
altas del fondo del campo. Como llevaba pantalones y camiseta verdes,
no se la veía. Marga la llevó hasta el árbol y Popy volvió a
lloriquear.
-¡Chitón!
-decía Marga. Ahora vuelvo.
Pero
esta vez Marga se equivocó. No pudo encontrar a Alex por ningún
sitio. Marga miró en todos sus escondites favoritos, pero no pudo
encontrarlo en ninguno de ellos. Ya no sabía qué hacer.
-Te
ayudaremos a buscarlo -dijo Miguel.
Buscaron
por todos los rincones del campo y también en su guarida, pero no
encontraron a Alex en ningún lado. Entonces, Popy se puso a gimotear
todavía más fuerte.
-Está
tratando de decirnos algo -dijo Marga. ¿Qué pasa, Popy?
Enséñamelo.
Popy
echó a correr hacia el árbol y se puso a brincar y a ladrar. Los
niños levantaron la vista y allí estaba Álex, riéndose, sentado
en una rama.
-¿Habéis
visto? Marga tenía razón.
¡Los
cachorros sí que juegan al escondite!
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anonimo cuento - 061
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