Pío
era un pollito muy juguetón y siempre estaba gastando bromas a sus
hermanos. Por ejemplo, se escondía entre la hierba alta y salía de
un salto para asustarlos. Un día, decidieron devolverle la broma.
-Vamos
a jugar al escondite -le dijeron.
Dejaron
a Pío contando hasta diez y todos los demás corrieron a esconderse.
Pío estuvo buscando a sus hermanos por todas partes, pero no pudo
encontrarlos por ningún sitio.
-¡Salid!
-los llamó en voz alta. ¡Me rindo!
Pero
nadie salió, así que el pollito Pío siguió buscando. Registró
todo el patio, el huerto y los tiestos vacíos, buscó entre la
maleza e incluso en el pajar. Pero tampoco encontró ni rastro de sus
hermanos entre la paja. Cuando empezó a oscurecer, Pío se sintió
solo y asustado.
-No
sirve de nada -se dijo a sí mismo. Me voy a casa. A toda prisa
regresó al gallinero y abrió la puerta.
-¡Sorpresa!
-gritaron muchas voces a coro.
¡Sus
hermanos habían estado escondidos allí todo el tiempo! El pollito
Pío tardó mucho en volverles a gastar una broma.
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anonimo cuento - 061
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