El
invierno estaba empezando. Habían caído las primeras nieves y el
lago había comenzado a helarse. Había llegado el momento de que los
osos iniciaran la hibernación. Pero había un oso tontorrón que
todavía no estaba listo para irse a dormir. «Sólo tengo que
atrapar un pez más para poder aguantar todo el invierno», pensó.
Así que, aunque sabía que era peligroso, se arrastró por el lago
helado.
Se
tumbó sobre la tripa e hizo un agujero en el hielo. Podía ver un
montón de peces nadando por debajo del agua. Metió la pata en el
agujero y en un instante agarró un pez. Pero el osito tontorrón se
puso a saltar y a gritar:
-¡He
atrapado uno!
El
hielo que tenía debajo cedió con un gran crujido y cayó al agua
helada. Por suerte, un osito listo oyó sus gritos y corrió a
ayudarle. Encontró un tronco caído y lo empujó por encima del
hielo. El oso tontorrón se agarró a él y consiguió ponerse a
salvo sin soltar el pez.
-¿Cómo
puedo darte las gracias? -preguntó.
-Ese
pez no estaría nada mal -respondió el osito listo.
Y se fue
tranquilamente u hibernar.
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anonimo cuento - 061
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