Fede,
el Torpe, era un gigante muy problemático, pues todo lo que hacía
se convertía en un desastre. Chocaba contra los castillos y derruía
las casas, hacía volar por los aires los cobertizos de los jardines
y arrancaba las farolas. Todo el mundo echaba a correr cuando lo oía
acercarse. Y lo podían oír a kilómetros de distancia, porque
chafaba y aplastaba todo lo que encontraba a su paso.
La
gente se sentía cada vez más preocupada por Fede. ¿Qué le pasaba?
Normalmente no era tan torpe y, de hecho, para ser un gigante con un
solo ojo era de lo más amistoso. No había duda de que algo le
sucedía, pero nadie sabía cómo ayudarle.
Hasta
que un día un experto en gigantes acudió en su ayuda. Fue a ver a
Fede, que se sentía muy triste, y éste le preguntó:
-¿Por
qué soy tan torpe? No me gusta molestar a todo el mundo, pero no
consigo evitarlo.
El
experto le hizo un montón de análisis y encontró la solución.
-Ya
sé lo que te pasa -le dijo. ¡Tu problema es el ojo!
A
partir de entonces Fede se puso un monóculo y pudo ver bien. Dejó
de ser torpe y fue de lo más feliz.
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anonimo cuento - 061
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