Tal
vez no lo sepas, pero la vida de un fantasma en un castillo hechizado
es muy triste. Se pasa el día en salas y pasillos fríos y
solitarios, y nunca recibe regalos ni por su cumpleaños ni en
Navidad.
Está
todo el día flotando de una habitación a otra. Aúlla y hace ruido
con cadenas, pero la gente cree que es el viento, o las cañerías
viejas. A veces hace aparición a la hora de la cena con la esperanza
de que le inviten a tomar algo o a charlar un rato, pero todo el
mundo grita y sale corriendo, lo que no le hace sentirse
especial-mente bien.
Pero
lo peor de todo es que los fantasmas se pasan toda la noche dando
vueltas, mientras los demás están acostados. A ellos lo que les
gustaría de verdad es dormir en una cama calentita, pero, en cuanto
la gente se despierta, empieza a gritar y chillar tan fuerte que los
fantasmas se sienten avergonzados y se van.
Así
que, la próxima vez que veas a un fantasma flotando por un pasillo,
no te eches a correr asustado. Quédate un rato a charlar con él y
verás lo amable que es.
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anonimo cuento - 061
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