En
los tiempos del Rey Mahmud, el conquistador de Ghazna, vivía un
hombre joven llamado Haidar Alí Jan. Su padre, Iskandar Khan,
decidió conseguirle la protección del emperador y lo mandó a
estudiar temas espirituales con los sabios más grandes de ese
tiempo.
Cuando
Haidar Alí hubo dominado las repeticiones y los ejercicios, cuando
supo los recitales y las posturas físicas de las escuelas sufíes,
fue llevado por su padre ante la presencia del emperador.
-Poderoso
Mahmud -dijo Iskandar.
He hecho que este joven, mi hijo mayor y más inteligente, sea
entrenado en las técnicas de los sufíes, para que pueda obtener una
posición digna en vuestra corte, sabiendo que sois el mentor del
conocimiento de esta época.
Mahmud
no se detuvo en averiguaciones. Simplemente, dijo:
-Tráelo
nuevamente dentro de un año.
Un
poco desilusionado, pero con grandes esperanzas, Iskandar mandó a
Alí a estudiar los trabajos de los grandes sufíes del pasado y a
visitar los templos de los antiguos maestros de Bagdad, para que el
tiempo que había de transcurrir no fuese desperdiciado.
Cuando
llevó al joven nuevamente a la corte, dijo:
-Pavo
Real de esta época, mi hijo ha llevado a cabo largos y difíciles
viajes y, al mismo tiempo, ha agregado a sus conocimientos una
familiaridad completa con los clásicos. Ruego lo examinen para que
demuestre que podría ser un adorno en la corte de vuestra majestad.
-Dejad
que regrese después de otro año -dijo Mahmud inmediatamente.
Durante
los siguientes doce meses, Haidar Alí cruzó el Oxus y visitó
Bokhara y Samarkanda, Qasri-Arifin y Taqshqand, Dushambe y las tumbas
de los santos sufíes de Turkestán.
Cuando
regresó a la corte, Mahmud de Ghazna le miró y dijo:
-Puede
que quiera regresar dentro de un año más.
Haidar
Alí hizo ese año el peregrinaje a la Meca. Viajó a la India, y en
Persia consultó libros raros y nunca perdió la oportunidad de
encontrarse y estar con los grandes derviches de la época.
Cuando
regresó a Ghazna, Mahmud le dijo:
-Ahora
selecciona un maestro y, si te acepta, regresa después de un año.
Cuando
terminó ese año e Iskandar Khan se estaba preparando para llevar a
su hijo a la corte, Haidar Alí no mostró ningún interés en ir.
Simplemente, se quedó sentado a los pies de su maestro en Herat, y
nada de lo que dijo su padre lo hizo moverse de allí.
-He
desperdiciado mi tiempo y mi dinero y este joven ha fallado las
pruebas impuestas por el Rey Mahmud -se lamentaba el padre, y
abandonó la empresa.
Mientras
tanto, el día en que el joven tenía que presentarse llegó y pasó.
Entonces Mahmud dijo a sus cortesanos:
-Prepárense
para hacer una visita a Herat. Allá hay alguien a quien tengo que
ver.
Al
entrar el Emperador y su cortejo a Herat, al sonido de las trompetas,
el maestro de Haidar Alí lo tomó de la mano. Lo llevó a la puerta
de la tekkia y allí esperaron.
Poco
después, Mahmud y su cortesano Ayaz, quitándose los zapatos, se
presentaron en el santuario.
-He
aquí, Mahmud -dijo el jeque sufí, al hombre que no era nada
mientras visitaba reyes, pero que ahora es uno a quien visitan los
reyes. Tómalo como tu consejero sufí, pues está listo.
Esta
es la historia de los estudios de Hiravi, Haidar Alí Jan, el Sabio
de Herat.
0.187.1
anonimo (asia) - 065
No hay comentarios:
Publicar un comentario