Cierto
hombre adinerado, llamado Khalil, tenía gran fama por su habilidad
de mantener, al mismo tiempo, las dos características, ser generoso
y altanero, consideradas por muchas personas, como determinantes de
la naturaleza ideal del hombre.
Tenía
un amigo llamado Aziz, un mercader rico, cuyos asuntos sufrieron
serios daños a causa de una desastrosa transacción comercial.
Aziz
llamó a su hijo Alí, y le dijo:
-Hijo
mío, ve con el altanero y generoso Khalil, dile que te mandó tu
padre; pídele que me preste la cantidad de plata equivalente a una
carga completa de un camello, si tal puede ser su generosidad. Y
asegúrale que le pagaré con creces cuando mis asuntos nuevamente
estén en orden.
Alí
salió hacia la casa de Khalil. Cuando llegó, fue conducido a la
sala de audiencias, donde Khalil estaba sentado. Era tan altanero que
apenas miró al joven y, sin incorporarse, dirigió su mirada hacia
el lado opuesto a su visitante.
Sólo
después de varias horas de espera, Alí pudo hacer su petición.
Khalil lo miró, entonces, con aire de inmensa altanería, y dijo:
-¡Aléjate
inmediatamente de mi presencia!
Mientras
el desdichado Alí salía de la casa cruzando el patio, se le hizo
entrega de la tienda principal de una larga fila de camellos, cada
uno de ellos cargado con tantos sacos de oro, joyas y vestimentas de
honor como podían llevar.
Aziz
se mostró inmensamente feliz cuando Alí regresó con los tesoros.
Y, después de muchos meses de trabajo, logró amasar una enorme
fortuna. Entonces, dijo a Alí:
-Hijo
mío, he aquí una gran caravana con el doble de la riqueza que
Khalil, no obstante su altanería, tuvo la generosidad de
prestarnos. Apresúrate a entregársela, con la gratitud de tu
padre.
Alí
fue nuevamente a la casa de Khalil y, en esta ocasión, tuvo que
esperar varios días para ser recibido.
Cuando
finalmente se le permitió hablar con Khalil, el cual seguía sentado
en la misma forma, como si nunca se hubiese movido, le dijo:
-Noble
señor. Soy Alí, hijo de Aziz, y vengo con el agradecimiento y
saludos de mi padre, a devolverle, junto con una ganancia razo-nable,
la cantidad de dinero que tuvo la generosidad de prestar a un
pordiosero sin garantía alguna.
Khalil
le miró durante un largo rato. Después, dijo:
-Alí,
hijo de Aziz: tú y tu padre, aunque impresionados, no podeis
comprender la naturaleza y la extensión de mis principales
características. ¡Sal de aquí con tus camellos, tu dinero y tus
bienes! La generosidad no consiste en hacer préstamos. Yo soy el
banquero de tu padre.
0.187.1 anonimo (asia) - 065
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