Un
ruiseñor estaba sentado solo entre las ramas sombreadas de un árbol
de roble. Cantaba con voz tan melodiosa y vibrante que los bosques se
hacían eco de su canción.
Un
gavilán, parado no muy lejos, estaba buscando entre los árboles
alguna presa. Tan pronto como encontró al minúsculo pájaro cantor
descendió, lo tomó con sus garras y le dijo que se preparara para
morir.
-¡Oh!
-dijo el ruiseñor. ¡No hagas algo tan bárbaro y tan inconveniente
como matarme! Recuerda, nunca hice nada malo y sólo sería un bocado
para alguien como tú ¿Por qué no atacas a algún pájaro más
grande, lo cual es algo más valiente, que te daría una mejor comida
y me dejas ir?
-Sí
-dijo el gavilán.
Puedes tratar de persuadirme si quieres. Pero yo no había encontrado
ninguna presa en el día hasta que te vi. Y ahora quieres que te deje
ir con la esperanza de conseguir algo mejor. Si lo hiciera, ¿quién
sería el tonto?
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anonimo (asia) - 065
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