Un
hombre decía a sus amigos en la casa de té:
-Presté
a alguien una moneda de plata, y no tengo testigos; temo que quien la
recibió niegue que yo la haya puesto en sus manos.
Sus
amigos le compadecíeron, pero un sufí, que estaba sentado en un
rincón, alzó la cabeza, y dijo:
-Invítale
aquí a tomar un té, y dile, en presencia de
toda esta gente, que le prestaste veinte monedas de oro.
-¿Cómo
voy a hacerlo si sólo le presté una de plata?
-Eso
es exactamente lo que él te responderá indignado -dijo el sufí- y
todos podrán oírlo de sus labios.
¿No
querías testigos?
0.187.1
anonimo (asia) - 065
No hay comentarios:
Publicar un comentario