Un
pillo fue atrapado por los habitantes de una aldea, quienes lo
amarraron a un árbol para que reflexionara sobre el castigo que le
iban a infligir; y luego se alejaron, habiendo decidido arrojarlo al
mar esa noche, después de acabar sus tareas de la jornada.
Pero
un pastor, que no era muy listo, pasó por allí y le preguntó al
astuto pillo por qué estaba amarrado.
-¡Ah!
-dijo el pillo, unos hombres me ataron porque no quise aceptar su
dinero.
-¿Por
qué quieren dártelo y por qué no lo aceptas? -preguntó el pastor,
sorprendido.
-Porque
soy un contemplativo y quieren corromperme -dijo el pillo. Son unos
impíos.
El
pastor sugirió ocupar el lugar del pillo y le aconsejó correr y
escapar fuera del alcance de los malvados. Y así lo hicieron.
Cuando
los aldeanos regresaron después del anochecer, taparon con un costal
la cabeza del pastor y le arrojaron al mar.
A
la mañana siguiente se asombraron al ver que el pillo entraba en la
aldea conduciendo un rebaño de ovejas.
-¿Dónde
has estado y de dónde sacaste esos animales? -le preguntaron.
-En
el mar, donde hay espíritus bondadosos que recompensan de esta
manera a todos los que se arrojan a él y se ahogan -dijo el pillo.
En
menos tiempo del que se tarda en contarlo, la gente corrió hasta la
orilla y se arrojó al mar. Así fue como el pillo se apoderó
también de la aldea.
0.187.1
anonimo (asia) - 065
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