Ji Jun
era miembro de la Academia Imperial y estaba dotado de una aguda inteligencia y
gran horizonte de conocimientos. Un día, el emperador Qian Long le preguntó:
-Dime,
sabio erudito, ¿qué se entiende por la fidelidad y por el amor filial?
-La
fidelidad -contestó rápidamente Ji se manifiesta en la obediencia total e
incondicional al soberano. Aunque éste le mandase a uno suicidarse, tendría
que cumplir su voluntad. Por amor filial se entiende el cumplimiento cabal de
la voluntad paterna. Si el padre quiere que se suicide el hijo, así se
cumplirá su deseo.
El
emperador pensó que como Ji era muy inteligente, aunque le ordenase poner fin
a su vida, no lo cumpliría de ningún modo. Por lo tanto, con el ánimo de tomarle
el pelo y ver cómo se las arreglaría en una circunstancia extrema, le dijo:
-Entonces,
ordeno que te suicides.
Ji no se
sorprendió ni un ápice, contestando sin vacilación:
-Sí,
Majestad, cumpliré su orden.
-¿Se
puede saber cómo te vas a suicidar? -preguntó el monarca.
-Me voy
a tirar al río -le contestó Ji.
El
emperador sabía perfectamente que no se iba a suicidar y que podría salir
airosamente de la situación, pero quería seguir con la broma:
-Bueno,
concedido el derecho a la muerte.
Dicho
esto, se puso a leer un libro que tenía a mano, sin prestar más atención al
intelectual. El sentenciado salió del palacio, dio una vuelta y volvió de
nuevo. El emperador aparentó sorprenderse de la súbita aparición del que iba a
pasar al otro mundo.
-¿Qué te
ha pasado? ¿Por qué has vuelto?
-Majestad,
-empezó a explicar el intelectual con un tono intrigante-, cuando llegué al río
y me iba a lanzar, de repente vi que había salido del agua el antiguo poeta Qu
Yuan.
Me
agarró fuertemente impidiéndome ejecutar la suprema voluntad imperial. Me rogó
que volviera a preguntar a Su Majestad.
-¿Qué
quería que me preguntaras?
-Me dijo
que él se había lanzado al río para suicidarse porque el soberano de su época
era despótico e imbécil. Sin embargo, ahora que estamos glorificados con la
lucidez y sabiduría de nuestro ilustre reinado, merece la pena preguntarle si
realmente desea mi muerte. No sería demasiado tarde en cualquier caso
suicidarme después de la confirmación de su voluntad.
005. Anonimo (china),
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