Los
seres humanos a menudo tenemos la visión mental tan distorsionada o perturbada
como un hombre del reino de Chu que estaba cruzando un caudaloso río. Se servía
para ello de una barca y llevaba consigo una espada. De repente, la barca se
movió y la espada que el hombre portaba se precipitó al río.
-No hay
que preocuparse -se dijo a sí mismo el hombre.
Hizo en
el costado de la barca una marca, a fin de saber dónde había caído la, espada.
Y se dijo satisfecho:
-Ya tengo
localizado el sitio donde ha caído la espada. Así podré hallarla luego
fácilmente.
La barca
llegó al embarcadero. Ante la sorpresa del barquero, el hombre, ni corto ni
perezoso, se lanzó al agua y se sumergió en busca de su espada, justo debajo
del punto que había marcado en el costado de la barca.
Transcurrieron
las horas buscando afanosamente la espada. ¡Pero si él mismo había hecho la
marca por donde justo cayó la espada! No podía explicárselo. Era de noche y
seguía buscando anhelosamente su espada.
005. Anonimo (china),
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