Cuando Yu
Li-si abandonó la capital para regresar a su pueblo natal, el primer ministro
puso un funcionario a su disposición para que lo acompañara y le dijo:
-Elige
para tu viaje el barco del gobierno que más te agrade.
El día de
la partida, Yu Li-si fue el primero en llegar al embarcadero. Había allí varios
miles de embarcaciones amarradas a lo largo de la ribera. Todo esfuerzo
para reconocer los barcos del gobierno le resultó inútil. Cuando llegó el
funcionario que debía acompañarlo, le preguntó:
-¡Aquí hay
tantos barcos! ¿Cómo distinguir los del gobierno?
-Nada más
fácil -contestó el funcionario-. Aquellos que tienen el toldo agujereado, los
remos quebrados y las velas rasgadas, son todos barcos del gobierno.
Yu Li-si
levantó sus ojos al cielo y suspirando se dijo a sí mismo: "No es de
extrañar que el pueblo sea tan miserable. ¡El emperador seguramente también lo
considera como propiedad del gobierno!"
005. Anonimo (china),
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