En el
antiguo reino Chi la penalización de cualquier delito, por insignificante que
fuere, era extremadamente rigurosa: la amputación de un pie. En pocos años,
las calles se llenaron de cojos, víctimas de sus propias faltas: pelear con
alguien en la calle, faltarle el respeto a un señor o simplemente coger una
fruta en un huerto ajeno. La gente estaba aterrorizada por la rigurosidad de la Ley , lo que afligía
profundamente a Yan Zi, el consejero estatal.
Un día,
el rey le preguntó por qué no quería vivir en el palacio. Yan Zi le contestó:
-Majestad,
estoy feliz viviendo en el centro de la capital. Así me entero de lo que piensa
la gente y de los precios del mercado.
El Rey
mostró vivo interés en el tema, inquiriéndole:
-¿Qué es
lo más caro y qué es lo más barato?
-Majestad,
lo más caro son los pies postizos y lo más barato son los zapatos.
Sorprendido
por la respuesta y sin entender la causa, decidió confirmarlo personalmente.
Al día
siguiente, vestido de paisano y acompañado de Yan Zi, el monarca salió del
Palacio Real e hizo una inspección por las calles comerciales. Allí comprobó
efectivamente que abundaban zapaterías con un buen surtido de géneros, que eran
bastante baratos. Pero curiosamente había muy escasos compradores. Por el
contrario, no encontraron a ningún vendedor de pies postizos con existencias
en su almacén. Se acercó el Rey a uno de los vendedores para preguntarle la
razón de la ausencia de géneros. El vendedor lo miró con extrañeza, mientras le
contestaba:
-¿Pero
no sabe usted que amputan a cualquiera por cualquier pecado? Se agotan pronto y
al precio que se pongan.
-¡Qué
pena! De continuar así las cosas, ¿Quién trabajará la tierra y quién irá a la
guerra?
El
Consejero fingió sorprenderse mucho y dejó escapar un bien meditado comentario.
El Rey se dio cuenta de la gravedad del asunto y sentenció con firmeza:
-A
partir de hoy mismo se abolirá la Ley de Amputación.
El
Consejero mostró una sonrisa de satisfacción. Todo salió como él había
planeado. El día anterior, dispuso que todas las zapaterías tuvieran la
totalidad de sus mercaderías y que los vendedores de pies postizos cerraran su
negocio, durante un día. Su lucidez y compasión habían conseguido un noble fin.
005. Anonimo (china),
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