Dice
que Juan Zorro tenía fama de güen cantor y guitarrero. De todas
partes lo envitaban, pero como era tan pícaro, en todas partes hacía
sus hechurías.
Todos
los años hacían en el cielo una gran fiesta para las aves, claro,
como tienen alas pueden llegar a las alturas. El zorro se moría de
ganas de ir a esa fiesta. Entonce le dijo a l'águila:
Tanto
le rogó Juan que l'águila lo llevó. Cantó y bailó que daba gusto
verlo, pero al rato nomás hizo sus hechurías. Primero comió todas
las frutas que encontró. Casi dejó los árboles sin frutas. Eran
frutas que él no conocía. Y para pior, tomó chicha hasta macharse.
Y áhi se durmió en un rincón. Caído, machado, 'taba por áhi.
Cuando
Juan se recordó, nu había nadie, y no sabía cómo bajar. Áhi los
angelitos li han hecho una soga larga y lu han largado. Li han
recomendado que se porte bien.
El
zorro como es tan pícaro y tan palangana venía insultando a todas
las aves que encontraba. Él venía orgulloso porque bajaba del
cielo. Al cuervo li ha dicho cabeza pila, y a los loros lengua seca.
Y áhi lu han picotiao y li han cortado la soga. Y empezó a cáir el
zorro y gritaba:
Y
cayó y se reventó entre las piedras y se desparramaron todas las
frutas qui había comido. Las semillas de esas frutas del cielo
nacieron en la tierra. Y de ese viaje del zorro al cielo hay
algarroba, y chañar, y mistol, y todas las frutas que de cuanta nu
había en la tierra.
Miguel
Ángel López, 76 años. Tafí del Valle. Tafí. Tucumán, 1951.
Gran
narrador.
Cuento
548.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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