Parece
que un tigre y un zorro si habían hecho compañeros, pero estaban en
un desierto y había falta de todo, ¿no?, comida y agua. Y había
problemas para subsistir. Entonces el tigre se quería comer al zorro
para poder pasarla, ¿no? Y el zorro se dio cuenta. Y entonces, éste,
andaba sacandolé el cuerpo por todos lados, hasta que desesperados
de la sé, buscaron agua y justamente encuentran un pozo, un jagüel
viejo, ¿no? Pero el agua estaba a una profundidá di un metro más o
menos y ninguno de los dos podía alcanzarla de por sí mismo para
poder tomar. Entonces, este, hicieron planes a ver cómo podían
hacer para tomar agua, alcanzarla. Y el zorro no tuvo mejor idea que
él iba a tomar primero y que el tigre lo tuviera de la cola y que
cuando él le gritara la palabra ¡japa!, quería decir que había
tomado y que lo tire para arriba y que lo saque.
Y
bueno, se pusieron de acuerdo y en efecto, el tigre lo agarró de la
cola y lo tenía. Y el zorro se sació tomando agua, ¿no? Entonces
le dijo ¡japa! El tigre tiró para arriba y lo sacó. Entonces le
tocó el turno al tigre. Se inclinó, el zorro lo agarró de la cola
y lo tenía mientras 'taba tomando agua. Una vez que terminó, que se
llenó de agua, el tigre le gritó también ¡japa! y el zorro le
dice:
Ronaldo
Elleceer Urruti, 35 años. Cañuelas. Buenos Aires, 1989.
Cuento
465. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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