En
una reunión se desafiaron a correr el suri y el sapo. ¡Claro!, el
sapo no tenía partidarios ninguno. ¡Quién iba a crer que el sapo
iba a ganar! Así se jugaron muy mucho dinero al suri. Y ya buscaron
ande iba a ser la cancha de la carrera, y nombraron al juez de raya.
Y ya fijaron también el día de la carrera. La carrera iba a ser de
dos cuadras.
El
sapo jue y buscó cinco sapos más o menos del mismo tamaño d'él.
Los puso a media cuadra a cada uno; el último lo puso en la misma
raya ande terminaba la carrera. Ya vino el juez y las autoridades que
buscan para las carreras. Y ya se prepararon y el juez les grita que
larguen la carrera. Y ya salieron. Pero el suri es avariento, y con
disimulo le pega una patada al sapo y lo tira para atrás. Él sigue
corriendo muy tranquilo. Cuando a la media cuadra ve que el sapo va
saltando adelante. Hizo lo mismo, le pegó una patada al sapo, y
siguió. A la media cuadra, otra vez el sapo que va corriendo
adelante. Y ya le entró apuro al suri y empezó a correr más y más.
Y cuando él llegó a la raya, el sapo ya la había pasau a la raya,
y ganó la carrera el sapo.
Rosario
Gómez, 65 años. San Vicente. Córdoba, 1952.
Mujer
de pueblo. Buena narradora.
Cuento
488. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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