Una
güelta el zorro se reía de los trancos tan cortitos del sapo.
Entonce el sapo le dijo que él era más ligero que cualquier zorro y
que le corría una carrera. El zorro le dijo que güeno, seguro de
ganarle, pero el sapo lo embromó.
Se
juntaron el día que habían dicho y prepararon todo y vieron la
cancha para correr. Y entonce largaron. Al salir corriendo el sapo se
le prendió de la cola al zorro. Cuando llegaron a la raya, el zorro
se dio güelta para ver a dónde venía el sapo, y el sapo se largó
de la cola y le gritó al zorro:
El
zorro no salía de la sorpresa cómo podía haber llegado ante el
sapo. No tuvo más que reconocer que el sapo había ganado. Bajó la
cabeza y se jue. El sapo se reía lo que lo embromó al zorro.
Juan
Abrate, 45 años. Campo Dardatti. Castellanos. Santa Fe, 1953.
Buen
narrador.
Cuento
498. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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