Era
un baile de todos los animales. Había fieras, animales chicos,
grandes, de cuantos animales hay. El lugar 'taba lleno de gente. El
avestruz entró, saludó y se puso en un rincón. Y notó que pisaba
algo. Y alguien le dijo:
Y
áhi discutieron y el sapo le dijo que él era muy créido de lo que
valía, y que él le podía correr una carrera y se la iba a ganar. Y
el avestruz se réiba del sapo. Y áhi planearon la carrera. Y
hicieron el trato, que el sapo corría por los yuyos y el avestruz
por el camino. Y en la raya, a la llegada, había un mortero y áhi
tenía que sentarse el ganador.
Cuando
largan la carrera, el sapo se vio que pegó dos o tres saltos y el
avestruz lo tiró lejo. Y viendo que no tenía competidor, miró para
atrás, y en eso sintió el avestruz que le dijo el sapo entre los
yuyos:
Entonce
el avestruz corrió hasta la raya. Y al sentarse en el mortero, vio
con asombro que el sapo ya estaba en el mortero y que había pasado
la raya.
Pero,
¿qué había pasado? Que entre los sapos se convinieron para
ponerse, de trecho en trecho, por donde hacían la carrera, y cada
uno iba a dar un saltito cuando llegara el avestruz. Como son todos
del mismo corte de cara, no se distinguen, y todos parecen el mismo.
El último se había escondido adentro del mortero y cuando iba a
llegar el avestruz, salió. Y así le ganó el sapo la carrera al
avestruz.
Baldomero
Terraza, 73 años. Rawson. Chubut, 1969.
Gran
narrador, mentado en la región.
Cuento
506.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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