Se
juntaron el zorro y el avestruz. Eran compadres. El zorro tenía
hambre y se quería comer al avestruz. Y le dice:
-Qué
me va ganar usté -le dice el avestruz, compadre. Usté no me gana
nunca a mí. Yo soy de lo más ligero de acá.
-Entonces,
el avestruz come y se pone a dormir la siesta. Eso era lo que quería
el zorro que se durmiera el avestruz. Va y le pone unos cueros
mojados, como botas, algo parecido.
Y
le ata un cuero mojado, bien mojado en las canillas. Bueno. Duerme la
siesta el avestruz, mientras tanto el cuero se iba secando en las
canillas. Y al rato lo recuerda.
Larga
la carrera. Bueno. Y corrieron, claro.
El
avestruz salió, pero má allá le iban doliendo las patas. Y cuando
quiso acordar, el zorro lo alcanzó. Y se cayó el avestruz.
Carmelo
Crespo, 68 años. Villa Llanquín. Pilcaniyén. Río Negro, 1971.
Campesino
dedicado a las tareas ganaderas. Antiguo arriero. Pertenece a las
primeras familias que se establecieron en estas regiones. Buen
narrador.
Este
cuento es una variante con motivos de
las botas de potro y
la carrera.
Cuento
342.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
No hay comentarios:
Publicar un comentario