Resulta
que se desafían una vez a correr una carrera el sapo y el suri. El
sapo le dice al suri:
-Ya
vas a ver vos. Yo te desafío. A vos no te importa que gane o que
pierda. La cuestión es que yo te desafío. Áhi tá la puesta.
Y
hicieron una apuesta. No sé cuántas cosas. Llamaron testigos. Y se
fijó el día y la hora para que se corra la carrera. El suri dice
que conversaba con sus amistades:
-Mirá,
dice, yo li he desafiau una carrera al suri, y le tenemos que ganar.
Dice, ustedes quedensé cada uno enterradito. A tal distancia
enterrau.
El
sapo se pasó una noche dele enterrar a todos los sapos, a lo largo,
hasta la llegada de la carrera, desde donde se largó.
Y
al día siguiente van los jueces. No sé si era el quirquincho y el
zorro, creo que eran los jueces a revisar todo el trayecto que tenían
que recorrer y no ven nada, pues. Se vuelven, y ya es la hora de
largar la carrera. Cuentan:
Y
empieza el sapo a los saltos. Saltaba y saltaba y saltaba... Y el
suri iba más tranquilo, no más. Cuando ya se empezó a asustar
porque vio que de aquí le brotaba el sapo, y de repente ya brotaba
muchos metros más adelante, y brotaba más adelante... Y el suri
quería ganarle. Ya nu había caso, nu había caso. Como que el sapo
llegó primero y lo burló no más al suri porque había uno en cada
lugar.
Delia
Corvacho de Saravia, 46 años. Humahuaca. Jujuy, 1970.
Cuento
476.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
No hay comentarios:
Publicar un comentario