El zorro disparaba del tigre porque
lo andaba buscando para matarlo.
Y dos veces s'hizo el muerto y el
zorro no creiba. Y va el venado y le avisó al zorro. Que le dice:
-'Tá muerto mi tío tigre. Vení al
velorio.
Entonce si allegó el zorro.
Desconfiaba, y'taba lejo no más, mirando.
'Taba estirado el tigre, como
muerto. Y que dice el venado:
-¡Llegate, llegate! ¿No vis que 'ta
muerto, remuerto, mi tío tigre?
Y entonces que dice el zorro:
-Los dijuntos que yu hi visto
siempre si han tirado algún cuesco.
Entonces el tigre se tiró uno. Y
áhi lo conoció que si hacía el muerto, y que dice:
-Dijunto que se péi, no velo yo.
Se disparó, y el tigre se levantó y
lo sacó corriendo. Halló una cueva y se metió. Junto con lo que se mete lu
agarra el tigre de la cola, y él le dice:
-¡Puta, mi tío, que es zonzo! ¡Ha
agarrau una ráiz! Y áhi lo largó el tigre y se salvó el zorro.
Tomasa Rosa, 72 años. La Paz. San Javier. Córdoba,
1951.
Vieja lugareña que no ha salido
nunca de su comarca.
Cuento 165. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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