Que una vez estaba un gallo arriba
di un árbol. Había subido bien arriba a divisar, porque había sentido
un rumor. Y estando en el árbol, no si había bajau tuavía, que era temprano,
llega el zorro.
Lo comienza a trabajar el zorro al
gallo, que se bajara, qu 'él quería conversar con él, qu 'él había venido a
hacerlo amigo.
-No -le dice el gallo, yo no puedo
confiar en vos. Yo nu hi sido nunca amigo de ninguno de tu familia.
Lo que te digo es verdá y creme lo
que te voy a contar. Hay un nuevo decreto -le dice- de que 'tá prohibido
terminantemente de ofender el zorro a las gallinas, ni a ninguno que le pueda
hacer nada. Tienen que ser amigos. Por eso quería conversar con vos que no
estabas impuesto de esto. Como también el perro no le puede hacer nada a la
zorra. Y se ha publicado hasta en los diarios. Me estraña que no lo sepás.
En eso, como el gallo 'taba arriba
devisa un campesino que viene de lejos con dos galgos. Y le dice al zorro:
-Viene del lau del norte -le dice,
y venía del sur. Entonce el zorro trata de cortar la conversación y le dice:
-En otro momento hablaremos más.
El zorro tomó para el lau del sur
ande se encontró con los galgos y volvió cara atrás, disparando, el zorro. Y
pasó por abajo 'el árbol, ande 'taba el gallo. Y el gallo le decía:
Manuel Cardozo, 76 años. Libertad.
Rivadavia. Mendoza, 1951.
Rústico. Peón de campo. Buen
narrador.
Cuento 57. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 030
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