Estaba el monito tomando mate en un
árbol y vino el tigre con la interé
de comerle. Y no supo cómo hacer. Y encontró la pavita en el suelo. Le dijo el
tigre:
El mono le pasó el mate para que le
cebe. Y entonce le cebó en otro y le pasó con toda la pava. Le dijo si cómo se
sube. El monito le dijo:
-Se sube con la cabeza para abajo y
la cola para arriba. Y cuando se puso así el tigre para subir, el mono le echó
el agua caliente de la pavita en la cola. Tre vece. Y se quedó el tigre
esperando que baje para comele.
Que cayó un viento fuerte para que
caiga el monito. Otro viento má fuerte, y no cayó. Otro má fuerte y cayó el
monito y le tragó el tigre.
-Si salgo por el ojo, me va a ver.
Si salgo por la nariz, me va a oler. Si salgo por el oído, me va a oír. Si
salgo por la cola, me va a ensuciar todo.
Y no supo má por dónde salir.
Despué se rascó y sintió el cuchillito por la cintura y empezó a rompele una
costilla. Y el tigre dijo:
-A
acomodante ndebe nde
costillita remopéva'ecué niporacaé (Te estoy arreglando -o curando- una costillita que se te
ha roto).
Wenceslada Acevedo, 16 años.
Loreto. Corrientes, 1959.
La narradora, bilingüe
guaraní-español, ha cursado todos los grados de la escuela local. Trabaja como
criada (servicio doméstico) en este antiguo pueblo de Corrientes, de donde es
nativa.
Cuento 223. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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