Un barrio, conservado a
medias por la ciudad, es el del antiguo Mercadal o mercat alt. Por allí quedaban las plazoletas del pès des carbó, pés de sa farina, pès d'es formatge, la Quartera y es carrer de
Sa Llonjeta, diminutivo de lonja, pero con idénticas finalidades de
contratación. Felizmente la ciudad, al cabo del tiempo, ha recuperado tan
entrañable como hermosa toponimia.
De aquellas callejas, una
nos interesa en especial. Estaba vecina al establecimiento penitenciario de la Galera , para mujeres vagabundas
y de mala vida, y se la conoce -aún hoy- como calle del Milagro. En ella vivía
un hombre que era reputado como grandísimo pecador y tan enormes debían ser sus
culpas que, un día, arrepen-tido, al ir a confesarlas a la vecina iglesia de
Santa Eulalia, el sacer-dote no pudo o no quiso absolverle.
Desesperado, el pecador
regresó a su casa y, convencido de no poder hallar jamás consuelo ni, perdón en
este mundo, preparó una soga con la que ahorcarse. A punto estaba de consumar
su propósito, cuando se le apareció un Joven que, quitándole el dogal del
cuello, lo envió a la iglesia a solicitar la, absolución del conr fesor con el
encargo de que, si no quería dársela, fueran ambos a postrarse ante la figura
de un Cristo que se veneraba en el templo. Personados ante la imagen, ésta
hablóle así al reticente sacerdote: «Absuélvelo, absuélvelo; mira lo que me
cuesta un alma». (De este relato da fe documental el manuscrito «Traslado del Llibre dels miracles del St.
Christo de Sta. Eulalia, de la present Ciutat de Palma de Mallorca. El
documento en cuestión es una copia, un traslado,
del original, misteriosamente extraviado, y que relata, junto con éste, hasta
dieciséis prodigiosas actuaciones de la imagen que se venera aún en la misma
iglesia y a la que, otra tradición popular, atribuye la gracia, de hacer regresar,
sano y salvo, a todo aquel que, antes de emprender un viaje, acuda a postrarse
ante ella.)
Fuente: Gabriel Sabrafin
092. Anonimo (balear-mallorca-palma)
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