Dice
que andaban de compañeros el peludo y el zorro.
Y
dice que viene una carreta de mercadería. Y el peludo se puso en la
huella. Y entonce, se hizo una bolita, y como tiene tanta fuerza, se
volcó un poco la mercadería, cayó al suelo y pudieron comer.
Entonce
le tocaba al zorro hacer la misma. Y el zorro entonce se puso, claro,
y le pasó la rueda por encima, porque no tenía ninguna defensa. Se
murió.
Amílcar
Aniceto Zapata, 71 años. Estancia Rincón del Vizcaíno. Viale.
Entre Ríos, 1970.
Cuento
312.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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