Quesque
el zorro encontró, andando por áhi, un potro que había carniau la
tigra. Y áhi que se puso a cueriar y le sacó el cuero 'e las patas,
como pa botas, de media pierna hasta el vaso. Las arregló bien, y la
remojó y se jue.
-Vaya
-que dice, le voy a vender estas botas nuevecitas, compadre suri. Y
entonce el avestruz que le dice que pa qué las quería. Y que el
zorro le decía que le iban a quedar muy bien, muy elegante, y que
todos l'iban a tener envidia de que lo vieran tan paquete. Y tanto lo
instó el zorro que al fin, a las cansadas, le compró el avestruz
las botas de potro al zorro. Ya se las puso y que le estaban
sobregrandes, y, ¡claro!, porque 'taban tuavía fresquitas.
-Dejelás,
no más, que le dice el zorro, ya se le van a ir ajustando hasta que
le van a quedar justitas. Pero, ¡vaya que le quedan bien!
Bueno,
que le dejó las botas puestas y se jue el avestruz contento, ¡claro!
de que iba paquete. Ya eran como las doce y el zorro se acostó a
dormir la siesta. A la tarde se acordó del suri, y le empezó a cair
al rastro. Y ya lo encontró en un bajo, cerca di un pozo. Que 'taba
cáido el avestruz. ¡Claro!, cuando se le habían secau las botas,
que ya no podía dar ni paso, y que se había caido el avestruz.
Y
Juan que se allega, le pone el bozal, que andaba con todas las
prevenciones que había hecho con el cuero 'el potro que había
muerto, y lo lleva al pozo, y le pone las patas en remojo, y lo ató
en un árbol, hasta que se le remojaran las botas. Y ya cuando se le
remojaron las botas, que lo ensilló, y lo montó, y salió al
galope. Que se había puesto espuelas de palo 'e jarilla y que le
peló el pecho espueliándolo al avestruz. Entonce que él iba
pensando que no lo podían agarrar porque iba muy bien montau.
La
tigra que lo andaba haciendo buscar siempre, pa matalo, y que le
habían descubierto ande bajaba al agua.
Que
le encajó unos chicotazos y que lu hizo encarar, y áhi se quedó
pegáu el avestruz en la tinaja de pega.
El
zorro se desmontó pal agua, bebió y se jue. Cuando jueron los que
lo perseguían encontraron al avestruz con botas de potro, pegado.
Y
de áhi, cuando el zorro perdió el caballo y quedó desmontau, quedó
a andar a pie, no más, pal resto de su vida.
Prefiterio
Heredia, 54 años. Las Cañas. Los Corrales. Ayacucho. San Luis,
1951.
Variante
del cuento tradicional con los motivos del zorro que jinetea a otro
animal y el del zorro que bebe mientras lo acecha el tigre.
Cuento
340. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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