Una
vez el zorro andaba caminando por áhi y lo encontró al peludo y le
dice el peludo:
Y
el zorro fue y echó la manada de yeguas para donde 'taba el peludo.
Y el peludo había hecho su cueva, que es con vueltas, y sacó el
lazo y enlazó un padrillo grandote. Y el padrillo disparó y áhi le
pegó una estirada el peludo, y el padrillo se descogotó. Y áhi la
carniaron. Pero el zorro no quiso comer.
Y
el zorro hace su cueva, que es derecha. Entonce venía un potro nuevo
y lo enlazó. Y el potro disparó. Y el zorro no podía hacer pie en
la cueva, y el potro lo sacó. Pero, ¿qué paso? Que el lazo se lo
había atado el zorro a las verijas y di áhi lo arrastraba el potro.
Y
que lo había estropiado, y le había sacado los pelos de la cola. Y
hasta que en un cimbronazo que pegó, zafó el lazo por casualidá. Y
áhi el zorro todo golpiado por darselás de valiente se paró como
pudo y le dice al peludo:
-Claro,
¡Largalo! ¡Largalo! Y ahora, vos has comido y yo ¡qué mierda voy
a comer!
Y
así quedó el zorro como que lo largó al potro, porque le decía el
peludo, pero fue por casualidá no más.
Baldomero
Terraza, 73 años. Rawson. Chubut, 1959.
Muy
buen narrador. Hombre de campo. Es oriundo de la provincia de Buenos
Aires radicado en la Patagonia desde hace muchos años.
Cuento
290. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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