También
es un cuento gauchito, el del zorro y el peludo.
-Bueno
-dice, mire cumo vamos a hacer, ya que somos com-padres; a mí me
gusta carniar -dice- animales, animales ajenos -dice.
-Bueno,
mire, vamos hacé un contrato, compadre -dice. Cuando yo mate una res
-dice, vamos a comé los dos juntos -dice. Y cuando se termine ésa
-le dice al zorro- tiene que matar usté compadre -le dice el peludo.
Claro,
el peludo sabe que él es ágil. Y el zorro dijo:
-Bueno,
compadre, yo voy hacer una cueva pal lau de la aguada. Aquí baja
mucha hacienda, en la noche. Hacienda arisca, vio. Yeguada matrera,
vio, que bajaba en la noche a tomar agua, a bebé.
Y
entonce se puso, se puso ahí el peludo. Y se armó di un lazo, vio.
Y, entonces, si armó di un lazo y se lo puso en la cintura. Se lo
puso el peludo, en la verija. Bueno, y entonce se ganó al lau de la
cueva, vio. Y en la noche dentraron a bajá las yeguas. Y claro,
venía el padrillo, vio, que siempre 'tá gordo, y es un animal
grande. Y entonce agarró el peludo, cuando 'taba tomando agua, y le
encajó el lazo. Cuanto le encajó el lazo se metió a la cueva. Vio,
que el peludo en la cueva no lo saca nadie. Porque no lo saca. Es muy
fuerzudo. Y se ganó adentro. Claro, se ganó adentro. Cuando el
padrillo sintió el lazo, salió disparando a toda furia. ¡Qué!,
ande terminó el lazo, ¡qué!, se descogotó. Áhi quedó muerto. Y
entonces comieron. Comió el zorro, el compadre, vio. Que eran
compadres. Comió y... comió y tuvieron pa una punta 'e días.
Cuando ya quedaba poco, entonce le dice el peludo:
-Bueno
-dice- esta noche me toca carniar a mí.
Agarró
y se puso el lazo en la verija, el zorro. Pero, el zorro es flaco,
vio. Y hizo una cueva también áhi, al lau 'e la aguada. Pero
derecha, claro, áhi está. Y entonce la hizo al lau 'e la aguada. Y
llegaron las yeguadas. Y enlazó una, una yegua... Bué... Y claro,
gorda. Que ¡miesca!, cuanto sintió el lazo salió... Y él disparó
y se metió en la cueva. Qué, la yegua lo sacó como rata por
tirante. Qué lo hizo pedazo. Disparó a la gran puta. Y entonce,
claro, como lo hizo pedazo, claro, el peludo, ¡pu!... tenía para
comerlo a él. Áhi lo mató, lo jodió. Porque el zorro lo quería
matar a él pa comerlo y el peludo lo jodió, lo comió a él. Fue
más vivo, claro, lo mató.
Pedro
Nievas, 47 años. Ingeniero Jacobacci. 25 de Mayo. Río Negro, 1971.
Campesino
dedicado a las tareas ganaderas. Las numerosas muletillas que usa el
narrador oscurecen algo el relato escrito, pero no cuando se lo oye,
por sus inflexiones de voz muy matizadas.
Cuento
288.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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