El
zorro y el carnero se jueron a rodar tierra. Y tenían mucho hambre.
Y por allá se hallan un chañar llenito 'e fruta.
Y
voltió mucho chañar y comieron varios días. Estaban muy contentos
porque les gustó mucho la fruta del chañar. Y después que si
acabó, que el carnero le dice al zorro:
Y
que el zorro ha hecho lo mismo que hizo el carnero. Se retiró lejo y
de allá se vino a la furia, y de allá se vino a darle un tremendo
quiñazo al árbol. Y dio un golpe tan grande en el chañar que se
partió la cabeza, y le quedaron pegau los sesos en el tronco.
Juan
Lucero, 59 años. Ancón. Tupungato. Mendoza, 1951.
Cuento
419. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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