El
zorro le había comido los pichones al águila. Entonce, cuando lo ve
venir, una vuelta, a don Juan, se puso al lado de una piedra como
dormitando. Cuando llega, don Juan le pregunta de dónde tanto sueño.
Entonce le dice el águila que había estado en un baile en el cielo.
Y
a don Juan, claro, siempre le ha gustado cortejar, en fin... Y
deseaba ir al baile, pero no podía. Entonce le dice el águila:
-Vos
no podés volar, no sabés volar, no vas a poder ir. Ahora, si te
animás que yo te lleve en mi pata, yo te llevo. El sábado hay otro
baile.
El
sábado cayó don Juan bien enfarolado, ¿no? Y se lo llevó el
águila. Cuando iba alto, le pregunta:
-Veo
un bultito negro, parece tierra.
¡Ah!,
don Juan, viendosé en semejante trance, le negó rotundamente. Que
él no había comido nada. Y ella que sí. Y bueno... Ya no tenía
más remedio. Y le dice el águila:
Y
don Juan, es claro, 'taba perdido, pero con todo, él trataba de
hacer un alivio a su caída. Empezó a gritar:
A
ver si se aparecía alguno con algún colchón, por áhi, para no
caer en lo duro. Nadie apareció. Cuando faltaban cincuenta metros
para llegar a la tierra había una piedra grande, en frente de él.
No tuvo más tiempo que gritarle:
Pero
el que se partió fue él. Se hizo pedazo. Áhi sí que se la cobró
el águila, fue más inteligente que el zorro.
Amílcar
Aniceto Zapata, 71 años. Estancia Rincón del Vizcaíno. Don
Cristóbal. Nogoyá. Entre Ríos, 1970.
El
motivo
del viaje al cielo, como
en otros cuentos, está conectado con el del
robo artero de los polluelos, que
es esencial; podría ser tratado en este tema.
Cuento
557.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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