Un
día se juntó el zorro con el mataco.
-Mirá
-le dice el mataco-, yo 'toy esperando que llegue esa carreta que se
ve allá. Que 'toy sin vicios y voy a volcar una.
Venía
áhi cerca una tropa de carretas. Apenas llegaron las carretas al
lugar donde 'taban, el mataco se hizo el muerto y se puso en la
güella, bien aplastado en la tierra. El carretero lo vio y le dijo:
Pero
apenas la rueda jue a subir sobre el mataco, éste hinchó el lomo,
se cerró de golpe y hizo volcar la carreta. Y áhi, mientras los
carreteros volvían a cargar la carreta, el mataco acarriaba de toda
clase de comida que había en el suelo. Y áhi comieron.
Y
ya cuando las carretas volvieron a seguir viaje, el zorro se puso
largo a largo, como muerto, en la güella, haciendosé el muerto como
había hecho el mataco. Y venía avanzando la carreta. Y ya le
pasó la rueda por encima y hizo fuerza el zorro por volcar la
carreta, y sólo se oyó el ruido de los güesos, que había
reventado el zorro. Y saltaron las tripas por atrás. Y áhi murió
el zorro por querer hacer lo que no es capaz.
Baldomero
Terraza, 73 años. Rawson. Chubut, 1959.
Gran
narrador. Oyó el cuento desde niño en la Provincia de Buenos Aires.
Cuento
315.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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