El
zorro y el burro eran grandes amigos, pero un día riñeron por cosas
del momento. El zorro enojadísimo desafió al burro a pelear. El
burro aceptó gustoso. Indicaron día y lugar en donde debían
enfrentarse.
El
zorro había salido a buscar en los montes a los animales salvajes
grandes y pequeños, de los que eligió al sapo como sargento del
ejército.
El
burro, en cambio, salió al campo a buscar dos grandes lechiguanas
que fueron sus únicas armas para la hora del desafío y se tomó el
trabajo de tapar con una hoja cada una de las celditas para que las
avispas no pudieran salir.
Llegó
el día del encuentro. El burro se fue al lugar indicado llevando
listas sus dos lechiguanas y allí se paró, colocando cada avispero
detrás de cada una de sus patas y allí solo, con sus largas orejas
caídas, esperó la hora fatal.
Apareció
un de repente el bien alineado ejército salvaje y variado del zorro,
el que se acercaba cada vez más al enemigo, pero viendoló tan solo
y tristón el sargento sapo, ¡alto!, gritó, y adelantandosé a
grandes saltos ante el burro le preguntó:
Con
esta noticia las fieras se le vinieron encima, pero el burro en ese
precisa instante pegó una tremenda patada a las lechiguanas, de las
que salieron a volar desesperadas las avispas repartiendo aguijonazos
a diestro y siniestro. Desesperado el ejército del zorro, se
desbandó, disparando de un lado para otro, siendo completamente
derrotado.
Fundados
en este cuento, cuanto discuten dos ignorantes y uno de ellos se ve
vencido, dicen entre ellos:
Rosa
E. Gelardi de Schlomer. Itá Ibaté. General Paz. Corrientes, 1951.
La
narradora es directora de escuela. Conoce muy bien la narrativa
popular de su provincia.
Cuento
530.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
buen cuento pero quiero saber si ese es el oficial pero de todas formas GRACIAS
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