El
zorro y el peludo se hicieron socios. Iban a enlazar pa carniar. Se
jueron a una laguna. Áhi venían animales al agua. Hicieron trato
que s'iban a turnar pa carniar.
Hacen
las cuevas de cada uno. El peludo enlaza primero. ¡Una yegua gorda!
La enlaza y se mete a la cueva. La yegua da el tirón. Como el peludo
no se movió, la yegua se descogotó. Cayó y se descogotó.
Cuando
terminaron la carne, le tocó al zorro. Enlazó una potranca y se
metió a la cueva. La potranca dio el tirón y lo saca ¡limpito!, al
zorro. En el aire iba el zorro con el lazo atau a la cintura. Claro,
lo mató áhi cerca, no más.
Y
esto pasó porque la cueva del peludo es con vueltas y áhi se puede
afirmar el enlazador. La del zorro es derecha, no se puede hacer pie.
Y áhi murió el zorro que no sabe hacer una buena cueva.
Victoriano
Frijón, 71 años. Azul. Buenos Aires, 1969.
El
narrador ha sido amansador y conoce todos los trabajos de campo.
Cuento
281.
Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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