Ésta
era la perdiz que 'staba chiflando en un camino. Entonce vino el
zorro y le dijo:
-¿Cómo
puede chiflar usté, doña perdiz?
Entonce
le contestó la perdiz:
-Claro,
yo puedo chiflar porque tengo el pico así, fino.
-¿Y
yo por qué no? -dijo el zorro.
-¡Usté
tiene la boca muy grande! Entonce le dijo:
-¿Quiere
que se la cosa un poco?
-Bueno
-dijo el zorro.
Entonce
la perdiz agarró una aguja y un piolín y le cosió la boca hasta
dejale un pico finito, un aujerito. Y entonce el zorro pudo chiflá.
Y se marchó por un camino chiflando, contento. Y la perdiz más
pícara se fue volando y se le puso adelante en el camino, que el
zorro no se dio cuenta. Cuando el zorro 'taba bien cerquita, ella
hizo ¡fruuú!... y voló encima del zorro. Y el zorro se sorprendió
y dijo ¡Ah!, y abrió la boca toda grande pa cazá la perdiz y se le
rajó la boca más grande que lo que tenía. Y entonce no pudo más
chiflá. Intentó, pero no pudo. Y fin.
Dora
Passarella, 28 años. Villaguay. Entre Ríos, 1957.
Empleada
de servicio doméstico.
Cuento
706 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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