Había
una vez un zorro que quería silbar como la perdiz. Entonces se hizo
amigo di una perdiz. Entonces le ha dicho:
-Enseñame,
amiga perdiz, a silbar. Así cantamos junto.
Entonce
la perdiz li ha dicho que tiene que coserse la boca. Li ha dicho que
se tiene que dejar un aujerito como pa que pase un chañar.
El
zorro si ha dejáu coser la boca. Dice qui ha empezau a silbar. Nu
era un silbido, peru era un soplido como un silbido. Pero lo malo era
que el pobre zorro cuasi no podía comer ni tomar agua. Ya andaba por
morirse.
Una
noche el zorro se jue a tomar agua. La perdiz si había escondíu
atrás di unos montes. Y áhi lu 'bía asustau al zorro. Y el zorro
comu andaba tan débil se 'bia asustau de golpe mucho y se li ha
rajáu la boca y áhi si ha salváu, porque ha podíu tomar agua.
Dice que la perdiz le 'bía preguntau:
-Amigo,
¿qué ti ha pasau?
Y
él que 'bía dicho:
-Nada,
amiga, que se mi ha rajau la boca hasta las orejas.
Emiliana
Zobraga, 74 años. Londres. Belén. Catamarca, 1951.
Nativa
rústica que habita en la región.
Cuento
692 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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