Había
una chiva que tenía dos chivitos y que vivían en un rancho.
Un
día salió la chiva a buscar leche y agua. Les dijo a los chivitos
que tengan mucho cuidado con el lión que los quere comer. Que no le
abran la puerta si viene.
Vino
el lión y golpió la puerta, y dijo:
-Abran
hijitos que soy la madre de ustedes.
Los
chivitos se dieron cuenta que era el lión y le dijeron:
-No,
no abrimos, vos sos el lión que nos querís comer.
Entonce
el lión se quedó escondido por áhi cerca. Vino la chiva, golpió
la puerta y dijo:
Abran
la puerta, hijitos,
que
traigo leche en las tetas
y
agua en las cornetas.
Entonce
abrieron y entró la chiva y le contaron los chivitos, y les dijo que
si entra el lión se escondan en un cajón que tenían áhi.
Entonce
sale otra vez la chiva y el lión viene y dice con la voz muy fina,
como si juera la voz de la chiva:
Abran
la puerta, hijitos,
que
traigo leche en las tetas
y
agua en las cornetas.
Abrieron
despacito la puerta y cuando vieron que era el lión, dispararon y se
escondieron en el cajón.
El
lión entró cerrando la puerta, y como no los hallaba por ninguna
parte, se quedó esperando que salieran.
En
eso vino la cabra y dijo:
Abran
la puerta, hijitos,
que
traigo leche en las tetas
y
agua en las cornetas.
Entonce
oyó que el lión dijo:
-No
te abro nada.
Entonce
la chiva conoció que era el lión y pensó que li había comido los
hijitos y le dice:
Salí,
lión, de mi ranchito
que
traigo para mis hijitos,
leche
en las tetas
y
agua en las cornetas.
Y
el lión le contestó:
Yo
soy el lión de la lionería
y
si salgo pa juera te comería.
Entonce
la chiva se jue llorando por un caminito a buscar que la ayuden.
Encontró un caballo y el caballo le preguntó pórque lloraba. Ella
le contestó qui había entrado un lión en su rancho y que
seguramente li había comido los hijitos y que no lo podía sacar. El
caballo le preguntó cuánto pagaba para sacarlo al lión. Ella le
contestó que dos fardos de pasto. Y el caballo le dijo:
-Vamos,
yo te lo voy a sacar.
Ve,
jueron al rancho y el caballo entró. Lo agarró a patadas al lión,
pero el lión lo lastimó, y no lo pudo sacar. El caballo salió
corriendo.
Volvió
la chivita llorando por el caminito y encontró un güey, y le dijo:
-¿Pórque
llorás?
La
chiva le contestó:
-Si
ha entrado el lión a mi ranchito, mi ha comido los hijitos y no
quere salir.
-Vamos,
yo te lo voy a sacar -le dijo.
Se
jueron al rancho y la chiva golpió la puerta y dijo:
Abran
la puerta, hijitos,
que
traigo leche en las tetas
y
agua en las cornetas.
Contestó
el lión y la chiva le dijo:
-Salí
lión de mi ranchito.
Y
entonce le dijo el lión:
Yo
soy el lión de la lionería
y
si salgo pa juera te comería.
Entón
entró el güey y lu agarró a cornazos al lión, pero el lión lo
venció y salió corriendo el güey.
De
nuevo volvió la chiva llorando por el caminito. Encontró una
hormiguita y le preguntó pórque lloraba, y la chiva le contó lo
que le pasaba. Se ofreció la hormiguita pa sacarle el lión y le
dijo cuánto le pagaba. Y le dijo que dos panes.
-Bueno,
te doy un pan.
-No,
dame una rebanada.
Entón
se jueron corriendo. Llegaron. Le dijo la chiva al lión que saliera
y contestó lo mismo:
Yo
soy el lión de la lionería
y
si salgo pa juera te comería.
Entón
entró la hormiguita por una rendija, se le subió al lión por la
pierna y se le prendió en el poto del lión. Ahí el lión pegó un
bramido, dio un salto muy grande y salió corriendo y no volvió más.
Entón
salieron los cabritos y se pusieron muy contentos de haberse salvado.
Después
vino la hormiguita con otras hormiguitas y cada una se llevó una
miga de la rodaja de pan y se jueron muy contentas.
Blanca
Navas de Estefanía, 35 años.
Trevelín.
Futaleufú. Chubut, 1954.
Aprendió
el cuento de la madre. Buena narradora.
Cuento
752 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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anonimo (argentina) - 048
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