Ésta
era una chiva que tenía cinco chivitos.
Un
día la chiva salió a pasiar y le dijo a los chivitos que no dejen
entrar al zorro porque los anda por comer el zorro.
Los
chivitos por jugar, si olvidaron de cerrar la puerta. Llegó el zorro
y encontró la puerta abierta y se entró. Se comió tres chivitos.
Del hambre que tenía se los comió enteros. Los otros dos corrieron
por el campo.
Cuando
volvió la chiva vinieron los dos chivitos, entonces la chiva
preguntó por los otros tres. Y los chivitos le contaron lo que pasó.
Entonce lloró mucho con los dos chivitos.
Entonce
la chiva y los chivitos salieron a buscar al zorro. Uno de los
chivitos llevaba aúja, el otro el hilo y la chiva llevaba la tijera.
Después de mucho andar encontraron al zorro durmiendo debajo di un
árbol. Corrieron los dos chivitos, lo apretaron al zorro, y la chiva
con la tijera le abrió la panza, y salieron vivos los cabritos que
había comido, y le pusieron unas piedras pesadas adentro. Después
le costuraron de nuevo la panza y se jueron lo más contentos.
Entonce
el zorro salió corriendo, se puso a disparar. Y llegó a un río. Le
dio mucha sé, y cuando se agachó para tomar agua con el peso de las
piedras se cayó en el río y se augó. Y así murió el zorro que es
tan pícaro.
Infraín
Salazar, 12 años. Trevelín. Futaleufú. Chubut, 1954.
Lo
aprendió del padre que sabe muchos cuentos y es hachero en un obraje
de la zona cordillerana. En esta colonia de galeses sólo narran
cuentos los criollos.
Cuento
752 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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