La
perdiz tenía los chiquitos puro pintita, dice. Nacen por la perdí,
¿no? Entonce que le dice el zorro:
-Che
-dice, como podé hacer vo para tener los
chiquitos tan pintaditos.
-Y
-dice-, yo los agarro -dice- cuando nacen, yo los meto dentro 'el
horno caliente -dice- y áhi se ponen pintitas, pintitas. Se tapa el
horno y se dice a la vuelta: ¡guagua pinta!, ¡guagua pinta!, dice,
y ya 'stá.
Entonce
que le dice el zorro:
-Bueno
-dice, yo voy hacer así.
Y
cuando ha teníu la zorra, zorritos, que ha calentau el horno -dice-
y los ha metíu a los zorritos áhi. Ha tapau bien y dice: ¡guagua
pinta! ¡guagua pinta! -que decía, ¿no?, y corría a la vuelta 'el
horno.
Y
cuando ha abierto el horno, dice que 'taban todos los zorritos
muertos, apareciendo los huesitos.
-Juana
-dice, vení ve -dice. Ya 'tan todos
pintaditos. Los ha sacau, dice. 'Taban ya quemau, todos muertos, dice
que 'taban.
Entonce
el zorro si ha ido a buscar la perdí pa matarla, porque ha hecho
matar todos los zorritos. Y la encuentra a la perdí que estaba ahí
escarbando tierra, bañandosé con tierra. Y que le dice:
-Vengo
a matarte- que le dice.
-Bueno
-que le dice, matame pero tenés que comerme con ají, sinó -dice,
no puedo servir -dice- pa que me comás de otra forma.
-Bueno
-dice, voy a ir a buscar ají.
Se
va a buscar ají y le pone.
-Poneme
bien -dice- en medio 'e las plumas, el ají. Yo así soy bien sabrosa
-dice.
Y
le pone -dice- un montón de ají. Y cuando ha 'tau llena di ají, se
pegó la sacudida la perdí, y le ha llenau los ojos al zorro de ají.
Se ha quedau el zorro -dice- rascandosé los ojos. Y entonce -dice-
que cuando se ha quedau rascandosé los ojos, cuando ya ha vuelto el
zorro a mirar que se ha seguíu buscando la perdí. La perdí que
'taba arriba di una peña y abajo que había un charco di agua,
grande -dice- y que el zorro áhi, en l'agua la ha visto a la perdí,
adentro 'el agua. Y que se ha puesto a tomar el agua. Dice:
-Vos
aquí no te vas escapar.
Ha
tomau tanta, tanta agua, que no la ha podíu pillar a la perdí que
'taba ahí. Y la perdí 'taba arriba -dice. Y que ya se ha sentíu el
zorro, ya lleno de agua. No podía caminar, ya no podía. Dice que
decía:
-No
me toquís yuyito, no me toquís palito...
Que
iba el zorro ya panza bien bombita. En eso que la perdí que le pega
una aletiada, y si asusta el zorro, se pincha con una espina, se le
revienta la pancita y si ha muerto.
Felipa
Guaymás de Arroyo, 50 años. Chicoana. Salta, 1970.
Lugareña
rústica, descendiente de collas. Buena narradora.
Cuento
711 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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