La
mona era comadre del yacaré. Y la mona se había ido al almacén. Y
venía regresando con la maleta cargada de
la mercadería que jue a comprar. Y tenía que pasar un riacho. Y el
riacho estaba crecido. De vuelta encontró crecido, así, pues, había
llovido en el tiempo que jue al almacén. Y bueno, no podía pasar
ella. Quedó clavado la mona, parado en la costa. En un repente
aparece el compadre. Le saluda la mona al compadre:
-¿Cómo
te va compadre? -que hacía tiempo que no lo veía.
Contestó
el yacaré. Pegó un coletazo, contento, y le pregunta a la comadre
qué noticia güena le da.
Entonce
la mona le dice:
-Pero,
compadre, la noticia que te doy de las muchachas mejores, que
s'acuerdan lo má bien de usté. Que hace tiempo que usté no aparece
en lo baile.
Pegó
otro coletazo el yacaré ¡contento!, y le dice la comadre:
-Pero,
yo quisiera pasar este riacho, compadre, no sé cómo pasarle.
Entonce
le dice el compadre, el yacaré:
-Pero
no é nada, comadre. Te voy a hacer pasar sobre mi lomo, con todo su
mercadería que lleva en su maleta.
Y
la mona tuvo que arriejarse. Se hace pasá con el compadre, aunque no
é nada bueno andá sobre el agua, y sobre el yacaré má todavía.
Bueno,
se acomodó. Le cargó las cosas de ella, en el lomo del compadre y
se acomodó ella también. Y cuando iban viajando por el centro del
agua le preguntaba el compadre:
-¿Qué
é el acuerdo que tienen la muchacha por mí?
Y
le dice la comadre:
-Que
é un mozo muy simpático. Eso ojo parece una flor de mburucuyá -le
decía la comadre. Que nunca va a terminá de acordarse bien por
usté.
A
vez en cuando el compadre pegaba otro coletazo por oír lo que decía
la muchacha mejore. Y má le cargaba la comadre del acuerdo, lo má
bien de la muchacha.
Bueno,
se aprosimaron a la costa. Saltó la mona la barranca. Y ahí empezó
a sacar las cosas de ella del lomo del compadre. Y bueno, ante de
'espedirlo le vuelve a preguntar a la comadre, qué acuerdo le va a
llevar de él, a las niñas. Y la comadre había sido medio
desagradecida. Y le dice al compadre:
-¡Quién
te va a querer a vo, que sos fiero y todo serrucho el lomo!
-Si
yo sabía, comadre, que me hiciste un chimento grande, te hubiera
dejao abajo de lo camalote.
-Le
hizo agüería, un engaño para que le pase el riacho al compadre.
La
Cruz Chaves, 48 años. Mercedes. Corrientes, 1959.
El
narrador es analfabeto. Habla el guaraní de Corrientes. Es un buen
santero (imaginero) y curandero. Tomo
el cuento en la cárcel de Corrientes, en donde está preso por robo.
Cuento
763 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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