Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

8-2-2015 a las 21:47:50 10.000 relatos y 10.000 recetas

10.001 relatos en tiocarlosproducciones

10.001 recetas en mundi-recetasdelabelasilvia

Translate

martes, 20 de enero de 2015

El zorro y la perdiz .724

Guagua pinta

El zorro siempre anda al acecho de la perdiz, buscando la forma de cualquier manera poderla atrapar. Y esta vez resuelve hacerse el bueno. Y andaba agazapado, buscandolá. Y en una de ésas la perdiz lo vio. Y le preguntó:
-¿Qué hace compadre?
-Y... aquí ando, comadre, la andaba buscando a usté -dice. Quero hacerle una pregunta. ¿Cómo usté tiene sus guagüitas tan bonitas, su boquita tan chiquita, cómo pueden silbar tan lindo? En cambio los míos son bocachos, la boca de oreja a oreja tienen. Son horribles. La cola parece escoba de pichana. Nadie los quiere -dice- como no me quieren a mí. Yo quisiera que usté me diga cómo hace usté para que sean tan lindos.
-Y... bueno, compadre -dice, yo le voy a dar la receta como hago yo para que mis guagüitas sean así lindas. No sé si a ustedes les convendrá hacerla o no. Pero para que vea que yo no soy mezquina, yo le voy a decir.
-¿Cuántos chicos tiene usté, compadre?
-Cinco.
-¡Ah!, bueno -dice. Tiene que escuchar bien porque según cuántos sean usté tiene que dar las vueltas.
-Cómo no, comadre.
Entonce le dice:
-Usté tiene que calentar bien el horno. Así como lo calienta cuando va a comer un corderito, un chivito, o para amasar. En la misma forma -dice.
-Cómo no, comadre -dice.
Entonce, se va el zorro y junta bastante leña. Cuando ya tiene bastante leña, prende el horno y lo deja calentar. Y echa en la puerta un poco de afrecho. Como ve que el afrecho se dora en seguida, el zorro dice:
-Bueno, ya está el horno listo.
Lo barre bien con la escoba de pichana y los pone a los zorritos bien juntitos a todos ahí. Tapa la puerta del horno y empieza a saltar en una pata como le dijo la perdiz, gritando alrededor, cinco vueltas para un lado y cinco vueltas para el otro:
-¡Guagua pinta!... ¡Guagua pinta!... ¡Guagua pinta!...
Cuando ya empezó a sonar y a haber olor a pelo quemado y asado, el zorro ya se puso contento. Dice:
-Ya van estar. Bueno, los voy a dejar ahí hasta que se enfríe el horno.
Y se fue. Cuando volvió, ya el horno estaba frío. Lo abre, y se da con que los zorritos 'tán asados, todos muertos. Y sale a la carrera a buscarla a la perdiz otra vez para vengarse.
Pasa mucho tiempo. Y no la podía encontrar. Hasta que un día la encontró bien a boca de jarro, y le saltó encima. La perdiz, asustada, le dice:
-¿Qué le pasa compadre? ¿Qué me está por hacer?
-¡Ah!, comadre, dice, yo me voy a vengar de todas las que usté me ha hecho. Mire lo que me ha hecho con mis guagüitas. Todas se me han muerto, causa de que las hi metíu en el horno.
-Bueno, compadre, usté no había calentau bien el horno, no mi había comprendíu bien a mí.
-¡Ah!, no, no, no... -dice. Yo hi hecho todo lo que usté mi ha dicho y a mí mi ha ido tan mal, así que yo me voy a vengar di usté. Yo la voy a matar.
-Bueno, compadre -le dice la perdiz, ya que usté está resuelto a matarme no más, matemé. Pero, una sola cosa le voy a pedir: Que usté, dice, si me quiere matar, mi atonte bien primero, con condimento.
-¿Qué condimento? -le dice el zorro.
-Bastante ají y pimienta -le dice. Así que usté traiga ají y pimienta. Yo lo voy a esperar aquí, quietita. Busque lo que yo le digo y entonces sí me va a matar.
Bueno...
Se fue el zorro. Buscó bastante ají, bastante, bastante pimienta. Hizo un montón. Y le dice:
-Ahora qué hago con esto.
-Ahora -dice, usté dejeló ahí, en el suelito, y agarremé del cogote, pero despacio no más, no me apriete mucho. Y ponga mi cabeza bien en el condimento. Cuando ya esté medio atontada, matemé no más, qué vamos hacer.
Bueno, así hizo el zorro, la trajo despacito del cuello y le puso la cabeza en el condimento. Y la perdiz pegó una aletiada bárbara y un silbido, y lo dejó al zorro ciego con el condimento, pues. El ají y la pimienta lo dejaron mal al zorro.

Delia Corvacho de Saravia, 46 años. Humahuaca. Jujuy, 1970.

La narradora oyó este cuento a la abuela, Rosa Centeno de Uro, en Humahuaca. Uro es apellido indígena. La narradora es maestra de escuela.

Cuento 724 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


0.015.1 anonimo (argentina) - 048

No hay comentarios:

Publicar un comentario