Diz
que el zorro quería aprender a silbar. Entonce el zorro era compadre
de la perdiz. Y el zorro le dice:
-Pero,
comadre...
-¿Qué
quere compadre?
-Porque
nu hacimos un trato. Porque no m' enseña a silbar.
Entonce
ella le dice:
-Bueno,
le vamos a enseñar a silbar. Yo le voy a coser la boca.
Y
ha queríu el zorro. Le cosió la boca con un hilo bien juerte y le
deja bien chiquito. Y le dice:
-Bueno,
ahora tiene que silbar.
Y
andaba el zorro que quería comé y no podía. No podía tomá agua.
No podía comé pajaritos, avecitas. Y andaba ya con mucho hambre, ya
el zorro. Y después dice la perdiz:
-¡Ahora
va a ver lo que le va a pasar al compadre!
Y
va, se esconde en un caminito, muy cerquita d' él y le dice:
-¡Pi!...
¡Pi!... ¡Pi!...
Y
entonce el zorro se ha levantau y va a ver qué avecita era. Y áhi
vuela ella tocandoló. Y el zorro hambriento abre la boca y pega un
grito. Y se li ha descosíu la boca, y se li ha rajáu más de lo que
la ha teníu.
Jesús
de Escobar, 52 años. Colalao del Valle. Tucumán, 1951.
Campesina
rústica. Buena narradora.
Cuento
686 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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