Era
en el tiempo en que los animales hablaban. Un día encontró el zorro
a una perdiz que silbaba, al rayar el sol.
Causó
sorpresa a la pobre perdiz ver a su lado al zorro que pretendía
comerla, valiendosé de la astucia.
Se
presentó bondadoso y le dijo:
-¿Cómo
puedes silbar tan dulce? Quisiera que me enseñes.
Pensaba
de esta manera acercarse a la pardiz para comerselá. Mas la perdiz le dijo:
-Es
imposible que vos podáis silbar con semejante boca, tenís que
coserla y dejar un pequeño aujero y ya verás qué fácil es.
Se
puso a obedecer el consejo y cuando quiso silbar, salió una voz
fina, pero muy rara, y echando una carcajada, rompió la costura,
mientras la perdiz le volaba encima de su cabeza.
José
Mamaní, 33 años. El Angosto. Santa Catalina. Jujuy, 1953.
Un
buen narrador. Su apellido es indígena.
Originario
de este lejano lugar de la puna jujeña.
Cuento
681 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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